Más de 1.200 trabajadores de la salud utilizaron un documento privado online para compartir sus historias de lucha contra la pandemia en el frente de batalla. Esto dicen.
Más de 1.200 trabajadores de la salud utilizaron un documento privado online para compartir sus historias de lucha contra la pandemia del coronavirus en el frente de batalla.
En sus cuentas, dicen que el brote convirtió a los hospitales de EE.UU. en “zonas de guerra”. Hablan acerca de ir a trabajar aterrados y angustiados por el miedo a contagiarse. Describen a los gerentes, a los que parece no importarles su sufrimiento.
“Pero vamos y seguiremos yendo”, escribió una enfermera, “y tenemos que probarnos a nosotros mismos”.
Personal médico ingresa al Mount Sinai West Hospital en Nueva York. /EFE
El documento fue creado el 19 de marzo por Sonja Schwartzbach, una enfermera de Nueva Jersey, estudiante de doctorado. Dijo que comenzó a recopilar los relatos después de que determinó que las condiciones hospitalarias eran “muchísimo peor” de lo que la mayoría creía y que sus colegas, trabajadores de la salud, necesitaban un lugar para compartir lo que veían.
“Había tanta desesperación”, relató. “Y en los medios no lo estaban enfocando adecuadamente”.
Schwartzbach, 34, pidió a los colaboradores que publiquen sus relatos de manera anónima, para que puedan sincerarse sin temor a perder sus empleos. “También hay antecedentes de represalia en la enfermería”, afirmó.
Enfermeros trasladan a una anciana de un hogar geriátrico, contagiada con coronavirus, en New Jersey./ Reuters
En el encabezamiento del documento, Schwartzbach hace un llamado a todos aquellos que pertenecen a campo de la enfermería y tienen algo que contar: “No es un pedido amable: es un pedido urgente. Contanos tu historia. Compartí tus experiencias. Entiendo que ser franco como un prestador de salud puede ser una sensación complicada, pero esta es la diferencia ente la vida y la muerte”.
Schwartzbach dijo que creó un documento en Google, titulado “COVID-19: Misión para Mascarillas”, después de recibir cientos de mensajes de enfermeros y enfermeras y médicos en Instagram, donde tiene más de 47.000 seguidores.
Quienes colaboraron describieron sus desafíos en hospitales de todo el país. La falta de equipamiento apropiado, particularmente las mascarillas N95, necesarias para los médicos y enfermeros, es el problema mayor. Más del 90% de quienes publicaron dijeron que carecían de la ropa apropiada.
Personal hospitalario carga suministros en Nueva York. / EFE
Filtros de café como barbijos
Muchos en la encuesta dijeron que habían recibido instrucciones de limpiar las mascarillas y volverlas a usar por varios días. Los procedimientos de limpieza que les habían pedido seguir, no parecen estar en línea con los últimos métodos de desinfección recomendados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Otras de las situaciones que informaron quienes comentaron, es que les pidieron que se cubran la boca con bandanas o filtros de café.
“Nos dijeron que usemos una bandana porque muchos de nuestros insumos fueron robados a los pacientes al comienzo”, escribió una enfermera de Colorado.
Un paciente con coronavirus llegan a un hospital en Nueva York. /EFE
Los trabajadores de muchas industrias han utilizado documentos online producidos en conjunto para informar de manera anónima, las cuestiones en los lugares de trabajo, a partir de una lista de hombres en la industria de los medios acusados de acosar o abusar a las mujeres, para difundir las disparidades en la publicidad.
Schwartzbach acordó compartir algunos de los documentos privados con The New York Times, porque, según dijo, “No me podía callar más”.
«Es asqueroso»
Una colaborada, enfermera en California, escribió: “Nos llaman para poner en peligro nuestra propia salud y seguridad para tratar a nuestra comunidad. Es asqueroso. Deseo que se nos preste más atención a quienes estamos en la primera línea de batalla y a la situación que enfrentamos. Vivimos en el país más rico del mundo y todavía no tenemos las herramientas para hacer nuestro trabajo con seguridad. Este virus es terrible”.
De los 1.253 que respondieron hasta el momento, aproximadamente 55% dijeron que estaban asistiendo a pacientes infectados con COVID-19. Aproximadamente 26% dijeron que “no estaban seguros” de si sus pacientes tenían el virus, y observaron la falta general de kits de prueba disponibles.
Los comentarios de quienes respondieron también informaron que las batas y guantes se reutilizaban, algo que puede causar problemas serios para los pacientes en terapia intensiva.
“Realmente, recibimos un email donde nos decían que no nos quitáramos los guantes cuando estuviéramos en una habitación, si éstos se ensuciaban, ¡sino que usáramos un desinfectante para los guantes!”, escribió una enfermera de Pensilvania que trabaja en una unidad de terapia intensiva pediátrica. “También hay que conservar el mismo barbijo quirúrgico durante todo el turno. Solamente te dan un N95, si se hacen ciertos procedimientos que producen aerosoles. Esto es absolutamente inaceptable, además de poner en riesgo al personal, otros pacientes y mi familia en alto riesgo”.
Mientras el país enfrenta la pandemia, hasta el momento, el foco en las repercusiones económicas eclipsó a la realidad de luchar contra un virus nuevo, con un stock de insumos críticos decreciente.
En una reunión el martes, en Fox News, el presidente Donald Trump, que a menudo citaba la bolsa de valores como medida del éxito de su presidencia, dijo que las empresas y comercios de todo el país podrían reabrir ya a partir del 12 de abril. “Creo que es posible, ¿por qué no?”.
En Nueva York, nuevo epicentro del virus, los casos se duplican cada tres días. El Gobernador Andrew Cuomo dijo que el estado necesitará hasta 140.000 camas hospitalarias además de las 53.000 que están disponibles ahora. “Esas son cifras problemáticas y astronómicas”, dijo el martes en una conferencia de prensa, en el Javits Center en Manhattan, un espacio para eventos que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército está convirtiendo en un hospital con 1.000 camas.
Una enfermera en Nueva York vio surgir el problema de cerca. “Nuestro hospital está retirando más pacientes de los que puede manejar”, dijo en la encuesta online de Schwartzbach.
De acuerdo con otra enfermera que colaboró con el documento, se le permitió a un médico que había viajado al exterior y que luego se descubrió que estaba contagiado, interactuar con los trabajadores de la salud en un hospital en Pensilvania. “Actualmente, la mitad del personal está en cuarentena, por causa de este médico”, informó la enfermera.
Una enfermera de Texas con 17 años de experiencia en salas de emergencia, escribió: “Nunca vi algo como esto. Los protocolos cambian minuto a minuto, si es que hay. No pudo confiar más en el CDC. Por primera vez en mi carrera, estoy aterrada de ir a trabajar”.
Al describir la lucha para aferrarse a los últimos elementos de ropa de protección que quedan, un trabajador de la salud en Georgia lo resumió brevemente, así: “En este momento, es cada uno para sí mismo”.
Por Edmund Lee, The New York Times