En el primer capítulo de Mare of Easttown, el personaje que interpreta Kate Winslet entra en una tienda de animales para comprar un terrario para su tortuga, el más barato, porque es para un niño de cuatro años que no sabe cuidarla y el animal se va a morir pronto, resume impertérrita. Esa secuencia es dolorosamente real. Según Laura Alberdi, de la tienda Animalandia, el tipo de comprador que adquiere un animal en Navidad suele hacerlo para complacer el capricho de un niño y ni siquiera se plantea que está comprando un ser vivo. “Muchos niños quieren un perrito, pero como sus progenitores saben la responsabilidad que implica lo sustituyen por una tortuga o un pez escudándose en que eso les hará tomar conciencia de lo que implica tener un animal y les hará más responsables. Y creyendo, erróneamente, que los animales de menor tamaño implican menos cuidados”, explica.
Según Alberdi, piden una “tortuguita” ignorando que esa tortuga de agua es pequeña porque es un bebé, pero cuando sea adulta podrá pesar más de un kilo, tendrá el tamaño de un folio y, como todo animal exótico, requerirá muchos cuidados y un hábitat adecuado que no tiene nada que ver con la habitual piscinita de plástico con forma de riñón (“una aberración”, afirma Alberdi).
Realmente, esa tortuga que los padres consideran un sustituto ideal de perro o gato es uno de los animales menos adecuados para los niños. “Muchos reptiles son portadores de Salmonella aun cuando están sanos, por lo que es recomendable extremar la higiene cada vez se manipulen y no permitir que niños pequeños lo hagan sin ser supervisados por un adulto”, alerta Inés Díaz, responsable del servicio de medicina interna y cirugía de exóticos en el Hospital Veterinario Nacho Menes.
Lo habitual es que cuando esas tortugas crecen y se vuelven difíciles de manejar acaben abandonadas en parques donde fallecen porque no se adaptan a la vida en libertad o se reproducen hasta convertirse en especies invasoras. “Se abandona todo”, explica Eva Rodríguez, de la protectora de animales Adoptastur. “Conejos, cobayas, tortugas y hasta peces”. El motivo, en la mayoría de los casos, es la compra irresponsable. “Hace unos meses vino una chica que de pequeña había tenido cinco tortugas, una por cada miembro de los Backstreet Boys, todas habían muerto prematuramente por deficiencia en los cuidados y ahora pretendía regalarle tortugas a su hija, aunque seguía sin saber nada sobre su manejo. Afortunadamente conseguimos disuadirla, sobre todo porque la niña era fan de BTS y son siete”, se lamenta Alberdi.
No, un pez no es un buen regalo para un niño. Sus cuidados son más complejos de lo que se cree. AHMAD AL-RUBAYE (AFP VIA GETTY IMAGES)
La cultura pop ha hecho daño a los animales. Paradójicamente, nada ha sido más pernicioso para los peces que Buscando a Nemo. Que después de llorar con una película sobre un pez payaso desesperado por salir de un acuario y volver al mar con su familia un niño quiera comprarse un pez payaso para meterlo en un acuario es como acabar de ver Bambi y querer una escopeta de caza. Pero es habitual, corrobora Alberdi.
“Hace unos días nos visitó un padre contrariado porque el pez payaso que le había comprado a su hijo por Internet (ojo, ¡por Internet!) había fallecido al llegar a casa. Tardamos poco en averiguar el motivo: lo había echado en un tanque de agua dulce. No se había percatado de que al lado de Nemo nadan tiburones, sólo había hecho clic y en unas horas ese desdichado animal estaba en su casa, como un reloj o un móvil”. Un suceso excepcional, porque “lo más común es que cuando les explicas a los padres el precio y el mantenimiento de un acuario salado se olviden de Nemo y convenzan al niño para que se conforme con una carpa de agua dulce y fría.
Otro error, ya que los goldfis requieren un mínimo de 40 litros de agua por ejemplar, pueden llegar a medir más de 30 centímetros y a vivir más de diez años”. Esas carpas que ahora sufren la condena de llevar una vida miserable estaban destinadas, en su origen, a los estanques que rodeaban los jardines reales en China. ¿Significa eso que no podemos tener un goldfish si no tenemos un jardín real? “Claro que podemos. Pero hay que pensar que requieren acuarios de cientos de litros y mucha dedicación. Tener uno de esos peces majestuosos en una diminuta pecera de bola, sin espacio y sin oxigenación adecuada es maltrato animal. La acuariofilia es una actividad fascinante y muy satisfactoria, pero requiere paciencia y dinero, algo que no suele tener un niño”.
¿Una tortuga viviendo en una de esas populares tortugueras de plástico en forma de riñón con una palmera de adorno? «Una aberración», según los expertos. NASIR KACHROO (NURPHOTO VIA GETTY IMAGES)
No hay todavía datos de los abandonos de 2021 –los estudios son producto del cruce de cifras de diversas asociaciones y protectoras y no se esperan hasta marzo–, pero Sergio García Torres –director general de Derechos Animales, una parte del Ministerio de Derechos Sociales– espera que “según las primeras estimaciones los datos sean semejantes a los de 2020: unos 300.000 animales abandonados en España. Al principio del confinamiento aumentaron las adopciones, pero posteriormente también los abandonos”. Una diferencia, según García Torres, es el momento del abandono: “Antes era estacional, a menudo antes de verano, pero ahora se reparte a lo largo de todo el año, tal vez por la crisis esconómica. Por eso es tan importante concienciar de que, si se va a llevar a un animal a casa, hay que contar con sus gastos”.
En cuanto se acerca la Navidad, el teléfono de Animalandia no para de sonar. “Este negocio lleva siendo tienda de animales más de tres décadas y era un referente. Aquí ha habido tigres, cocodrilos, monos y serpientes de todos los tamaños, los noventa fueron un disparate. Cuando nos hicimos cargo del local en 2012 eliminamos las jaulas y fomentamos la adopción. Intentamos mantener la venta de peces explicando bien sus cuidados, pero al final dejamos de venderlos tras cansarnos de pelear con padres que sólo quieren que su hijo deje de darles la tabarra”.
Otro de los grandes problemas con los animales domésticos es que a veces llegan a hogares en los que no son deseados por quienes los van a cuidar. “Hace unos días nos llamó una mujer desesperada porque le habían regalado un ajolote [una especie de salamandra típica de México que se encuentra en peligro de extinción] y no tenía ni idea de su mantenimiento. Normal, es un animal muy delicado. Esa mujer no quería un ajolote, pero su hijo sí, y un familiar se lo había regalado sin preguntarle a ella. Ahora le esperan quince años cuidando un ser vivo condenado al cautiverio porque su color sonrosado y su aparente sonrisa le hacen tristemente instagrameable”.
El axolote, una especie de salamandra, es un animal tan bonito e ‘instagrameable’ como complejo de cuidar. PICTURE ALLIANCE (PICTURE ALLIANCE VIA GETTY IMAGE)
Otra de las víctimas de su propia belleza es el Combatiente Siamés, el pez Betta, que se ha convertido en un animal decorativo por la falsa creencia de que puede vivir en una copa. “Es un pez típico de los arrozales, no necesita un acuario profundo porque respira en la superficie, pero sí decenas de litros y un calentador porque es un pez de agua caliente, cuevas y abundante vegetación. Los interesados siempre se sorprenden cuando se lo explicamos porque lo han visto en un jarrón en una revista de decoración y no han investigado más. Podemos pasarnos una semana buscando comparativas de aspiradores robotizados, pero no dedicar un par de horas a saber las condiciones que requiere un animal para vivir”, se queja Alberdi. “Hay una gran falta de información en cuanto al manejo y cuidados básicos de los animales, y esto es lo que genera el 90% de sus enfermedades”, apunta Inés Díaz. “Es fundamental que antes de llevar un animal a casa se acuda a un especialista veterinario, para conocer su alimentación, ambiente y manejo básico”.
Aunque peces y tortugas suelen ser de los animales más demandados por su aparente sencillez, siempre hay novedades. “Esta semana nos han pedido mariposas”, se sorprende Alberdi. “Creíamos que era una broma, pero al parecer ahora se compran para dar color a celebraciones. Hemos leído un poco sobre el tema y sus vendedores se justifican diciendo que su cría es ética, algo que nos parece un oxímoron, pero aunque lo fuese ¿qué sucede cuando se sueltan? ¿Se adaptan a cualquier hábitat?”. Parece que ni celebrar nuestra felicidad puede disociarse de maltratar a un animal.
“También se están poniendo de moda las medusas como elemento decorativo, o sea, seres vivos de adorno, es demencial. ¿Qué va a pasar cuando la gente se canse de ellas y las lance al mar?”, añade Alberdi. No hay que olvidar que las cotorras argentinas que ahora Madrid pretende eliminar a tiros fueron primero mascotas adorables. O que en algún momento pareció buena idea tener en casa los mapaches o cerdos vietnamitas que ahora se han convertido en plagas.
Panorámica de una tienda de animales con gatos y perros a la venta en el año 2012. AFP (AFP VIA GETTY IMAGES)
A pesar de las novedades, las estrellas de la Navidad siguen siendo perros y gatos. También son los animales más abandonados, especialmente por lo mismo: falta de información. Ahora les ha llegado el turno al Pastor Belga Malinois y sobre todo a los Border Collie, nos explica Eva Rodríguez, “por esa falsa creencia de que es el perro más inteligente cuando realmente es un perro con gran capacidad para aprender órdenes, pero también obsesivo y con poca estabilidad emocional, poco apto para principiantes. Es un perro maravilloso, pero ideal para alguien que conozca la raza y pueda darle el equilibrio que necesita”.
Hace unos meses Amarok Educación Canina hizo un llamamiento en redes sociales para poner fin al fenómeno que suponen “familias con niños pequeños, viviendo en una ciudad y con poco tiempo libre, eligiendo como primer perro a un incansable conductor de ganado.” La situación se está desmadrando tanto que los refugios se están llenando de ellos y de sus cruces, corrobora Eva Rodríguez. “Antes de llevarse a casa a cualquier animal es importante comprobar si familia y animal son compatibles por carácter o estilo de vida. Tiene que ser una decisión meditada, porque va a influir en la vida de todos, por eso las protectoras hacemos cuestionarios y entrevistas que pueden parecer excesivas, pero están enfocadas a velar por el animal”.
Velar por los animales es la esencia de la nueva Ley de Protección y Derechos de los Animales que pretende sacar adelante el Gobierno e incluye obligaciones como la de realizar un cursillo de formación antes de tener un perro. “Parece que será gratuito, online y sencillo, sin embargo ha causado un gran revuelo, aunque no deja de ser algo lógico y tal vez ayude a evitar sorpresas desagradables como descubrir que los cachorros te va a morder los muebles o mear el parquet y que enferman y no hay una seguridad social, pero sí un IVA veterinario del 21%”, recalca Eva Rodríguez. “Hace unos días tuvimos que operar a una perrita de quince años que tenemos a nuestro cargo después de que falleciera su dueña, una pequeña operación en un ojo superó los mil euros. Es un contratiempo que no tiene por qué suceder, pero si sucede hay que afrontarlo y esa es la clase de cosas en las que hay que pensar antes de llevar a casa a un ser vivo”.
Aparte de lo complejo de sus cuidados, los expertos también recuerdan que los animales enferman y las consultas veterinarias pueden ser costosas. Es importante saberlo antes de llevar a un animal a casa.
Ante la pregunta de qué animales son adecuados para los niños ahora que la Navidad va a provocar que demasiados acaben en la carta a los Reyes Magos la respuesta de Laura Alberdi es tajante: “Ninguno. Si un animal entra en una casa es porque los adultos lo quieren y se comprometen a cuidarlo, por experiencia sabemos que lo más probable es que el niño que hoy quiere desesperadamente un pez en dos meses no se acordará de él”.
Inés Díaz está de acuerdo: “Regalar animales no es una buena idea. Hacer responsable a un niño de un animal, y más si es exótico, es como hacerle responsable de hacer una barbacoa en el monte o conducir un coche”. “Ni para niños ni para adultos’’, añade Eva Rodríguez. “De hecho, cada vez más protectoras cierran sus adopciones durante las navidades para no fomentar la idea de que un animal es un regalo”.
“Es maravilloso que a los niños les interesen los animales y lo lógico es fomentarlo, por ejemplo enseñándoles más sobre ellos. Hoy es fácil acceder a documentales de calidad”, propone Laura Alberdi. “Si un niño se obsesiona con Nemo lo que podemos hacer es hacer que conozca sus costumbres. El pez payaso es fascinante, hermafrodita y un padre increíble, pero eso nunca te lo va a enseñar en una caja de cristal”.