Gloria Trevi tiene hambre. Es 1987, tiene 19 años, lleva todo el día recibiendo lecciones de aerobic y no tiene nada que echarse a la boca cuando llega a casa. A casa, aunque casa no es es; vive en la academia donde ensaya y entrena día y noche para convertirse en una estrella. Pero no, una no puede ser una estrella sin comer. Así que Gloria agarra a hurtadillas una lata de atún de la cocina y encierra en el baño a comérsela con ansia y con las manos. Su compañera la pilla, la regaña y se chiva de una travesura que es más bien una necesidad. Ambas acaban con una paliza y Gloria, al final, huyendo de casa. Y todo por un poco de atún.
La anécdota es la primera escena de Ellas soy yo, la nueva serie que la plataforma de streaming ViX (propiedad de Televisa-Univisión y que se ve en toda América Latina; por el momento no se sabe si llegará a España y de mano de qué plataforma) ha estrenado el 11 de agosto. Y es real, o así la cuenta la propia Trevi en una entrevista antigua al final del capítulo. La secuencia sirve como arranque y ejemplo de lo que transmite y quiere ser este esperado proyecto en el que sus creadores llevan un lustro trabajando y que ahora ve la luz para contar la historia de la cantante mexicana Gloria Trevi (Monterrey, 55 años), una de las estrellas más grandes de la música en español y con una intrincada trayectoria que la ha llevado de las listas de éxitos musicales a pasar, incluso, por la cárcel; del éxito y la condena a la redención. Esta serie busca exponer su historia, siempre según su punto de vista, que marca todo el camino. Aunque, según sus creadores y la propia artista, no trata de exculparla, sino de ayudar a otros que se han visto en su situación: “Por aquellos que creen que no hay salida, que tienen que soportarlo todo; por quienes se tragan su llanto, porque ellas soy yo”, dice la propia Trevi al arranque del primer capítulo.
Aunque la estrella ha estado presente a lo largo del proceso de creación —fue ella quien le encomendó a Carla Estrada, productora ejecutiva y guionista del proyecto, su ejecución—, no concede entrevistas por este proyecto; lo hacen la propia Estrada y los actores Scarlet Gruber y Jorge Poza, que interpretan a Trevi y a César Santiago, el reflejo en la ficción de Sergio Andrade, el hombre que forma a la artista y que se convirtió en su primer marido y padre de su hijo mayor. A principios de los noventa, la pareja amasaba fama y fortuna en México y en todo el mundo hispanohablante, pero entonces empezaron las acusaciones de abusos y violación por parte de multitud de mujeres, y en enero de 2000 ambos fueron detenidos en Brasil tras ser perseguidos por la Interpol.
La justicia les acusó de formar una especie de secta por la que ambos reclutaban a jóvenes inexpertas para lanzarlas al estrellato pero que en el fondo se trataba de una red de abuso sexual. Ella pasó cuatro años en la cárcel esperando juicio hasta a un juez determinó que no había pruebas de esas acusaciones de secuestro, violación y corrupción de menores y la liberó a mediados de 2004; Andrade pasó siete años preso. Ella siempre defendió su propia inocencia, como sigue haciendo en esta serie. Ahora, enfrenta una demanda civil en Los Ángeles, California, donde dos mujeres aseguran que con 13 y 15 años las metió en ese programa camino al estrellato de Andrade, que abusó de ellas, y la acusan de cómplice. Ella sigue negándolo. En una reciente entrevista con EL PAÍS, aseguraba: “Todos hemos vivido que cuenten mal tu historia, que te hagan parecer el malo. Yo soy Medusa [título también de su nueva canción], creo que mi historia ha sido mal contada. Recibí un castigo injusto, pero eso me ha vuelto más poderosa, más fuerte”.
Si durante estas dos décadas de acusaciones y contraacusaciones Trevi se ha declarado como una víctima de este proceso y de Andrade, esta serie busca ahora reforzar este punto de vista desde la ficción, pero con ella muy presente. En el primer capítulo, ella misma hace una larga introducción donde expone su punto de vista y deja claro que esta serie parte de él. En un minuto expone su situación; en cinco, su posición resulta clara. “Quería con el alma ser famosa, tener amigos en todas partes, ser querida, llenar mis carencias, dejar huella y por qué no cambiar el mundo, mi mundo”, afirma con su voz en off. “Tenía 15 años cuando conocí a un productor de moda, quien inmediatamente buscó la forma de convertirse en el espejismo de lo que él me hizo creer que era el amor, un amor tan absoluto que poco a poco yo tendría que traicionarme a mí misma. Fueron 17 años de manipulaciones, golpes, abusos”, asegura.
“Llegué a traicionarme a mí misma”, continúa Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz, como en realidad se llama la cantante. “Lo perdí todo, me quedé con los brazos vacíos, casi loca, distorsionada, las verdades y las mentiras se enredaban, con los intereses de un medio de comunicación a los que otros medios se hicieron eco”, se la escucha decir mientras pasan imágenes ficcionadas sobre su vida. “Con mi historia mal contada en libros, películas, programas de televisión, revistas, periódicos, millones de renglones escritos hablando de mí, pero no hablaban de mí. Me dije: todos me miran. Mi familia me necesita. Avancé en medio de la tempestad. Y me sigo levantando. Muchos me señalan sin conocerme. Él no fue mi creador porque he demostrado que, con él y sin él, yo soy Gloria Trevi. Hoy voy a exponerme, no por mí, porque yo ya estoy bien, por aquellos que creen que no hay salida, que tienen que soportarlo todo, por quienes se tragan su llanto, porque ellas soy yo”.
Y desde ese personalísimo punto de vista ha construido Estrada ese relato, esos 50 episodios —de unos 40 minutos cada uno; se irán liberando de cinco en cinco cada semana—. Estrada y Trevi coincidieron en su primera etapa, cuando la artista era una incipiente estrella juvenil, pero no volvieron a reconectar hasta muchos años después. “Fue en un viaje”, recuerda Estrada (México, 67 años) en videoconferencia con este diario. “Yo estaba entonces haciendo una serie sobre Joan Sebastian, un cantante muy famoso en México,y platicando de eso ella me dijo: ‘Si algún día yo hago mi historia, la única que la puede contar eres tú’. Pero para eso faltaba mucho. Luego se puso de acuerdo la gente de Gloria con Televisa y ahí ya sí”. Además de dar forma al proyecto, ha sido guionista y productora y se ha encargado de realizar entrevistas a unas 70 personas que le han dado la base documental para realizarlo y que les “guiaron para tener el perfil de todos los personajes”. “En el momento entendimos que esta historia tenía que contarse desde el punto de vista de Gloria, porque es la primera vez que habla de su historia, pero también de cuatro chicas que vivieron esa etapa de su vida”, argumenta explicando el hilo argumental.
“No juzgues lo que no has visto” o “Vela y decide” son algunos de los eslóganes con los que se está promocionando la serie. ¿Es un posicionamiento claro hacia la versión Trevi, una guía para favorecer al personaje protagonista, un punto de vista maniqueo? “No es favorecer a un personaje”, argumenta Estrada. “Sí está contando a través de sus ojos, a través de los ojos de las otras chicas, y te digo que una historia valida a la otra historia. ¿Es favorecer a Gloria? Sí, definitivamente, y favorecer a todas las niñas que estuvieron ahí, porque todas vivieron lo mismo”, explica. “Pero Gloria cuenta esta historia desde el éxito, no está contando esta historia para que crean en ella, digan ‘Qué buena’ o compren un boleto para ir a verla. En España acaba de llegar lugares enormes, es una estrella a internacional en México. Ella no está contando esta historia para que digan ‘¡Ah qué buena!’ o ‘A ver si alguien compra un boleto’. Está contando esta historia para enfrentarse a que esta realidad que ella vivió la pueden vivir muchas otras personas y que para todas las que estamos trabajando, el objetivo es abrir los ojos: juzga tú, juzgate a ti mismo, juzga tus relaciones, juzga a tus vecinos, pero date cuenta de que podemos abrir ojos, de que las mujeres podemos levantar la voz y podemos decir: ‘Hasta aquí lo que estoy viviendo se llama violencia, se llama acoso, se llama abuso”.
Quien más ha conocido al personaje de Trevi y más en profundidad ha entrado en esos abusos, aparte de Estrada, es Scarlet Gruber (Caracas, 34 años), que da vida a la estrella en su etapa de juventud y adulta. “Fue un proceso de investigación muy enriquecedor porque teníamos estas entrevistas, estos testimonios y me decía: ‘Hoy, hasta aquí’. Era demasiado impacto emocional”, reconoce sobre la dificultad de meterse en la piel de Trevi y de los abusos que narra por parte de Andrade. “Yo no me imaginaba la magnitud del abuso, la magnitud de la violencia que enfrentaron estas mujeres, y lo agradecemos de corazón, a mí me dio otra perspectiva desde dónde podía abordar a Gloria”. Para prepararse como una de las mujeres más conocidas del mundo de la canción, buscó recursos, miró decenas de vídeos, “entrevistas de YouTube, sus conciertos…”: “Implica mucha responsabilidad que yo, como actriz intensa que soy [risas], no me tomé a la ligera para nada. También estudié otra faceta de Gloria que muy pocas personas conocen, que es la de Gloria en su familia, con todas sus personas cercanas, introvertida, sumisa…” Con la cantante tuvo un par de conversaciones, pero “nunca de temas laborales”, y afirma que le dio toda la libertad para poder preparar el personaje junto a Estrada.
Ese punto de vista de Trevi le otorga al coprotagonista de Gruber, el mexicano Jorge Poza (Tulacingo de Bravo, 45 años), la faceta más oscura por su papel de Sergio Andrade. “Es un personaje lleno de complejidades por su perfil”, reconoce él, que no está de acuerdo con ser el malo de la película, o de la serie en este caso. “Sale este adjetivo, que es un villano. No lo es, no es el malo, no es el más malo. Es un psicópata narcisista, eso lo describe perfecto y estructura el perfil del personaje”, afirma Poza sin titubear. “Cumple con todas las características, de la uno a la 20, tanto como psicópata como narcisista. Eso lo hizo para mí mucho más fácil de construir, porque es eso, está pintadito. El texto lo tiene todo perfecto para la interpretación, y el día a día nos iba dando detalles para ir puliendo y perfeccionando”. Al igual que Gruber, Poza afirma que fue Carla quien más dotada estaba, tras sus charlas con Trevi y todas las investigaciones y entrevistas, “para construir una narrativa de lo que se ve”.
Estrada defiende que la serie busca ser un salvavidas para víctimas que estén en la situación que Trevi afirma que vivió. Han creado una web para que quien lo desee, en EE UU y México, “puedan acercarse a instituciones civiles para pedir ayuda y encontra una guía, un acompañamiento, meter una denuncia…”. “Siento que esta serie llega en el momento preciso donde estamos toda la sociedad con los ojos abiertos y con la capacidad y de poder cambiar, crecer y ser mejores seres humanos”, asegura. Para ella, valdría con cambiar una vida. Ese sería el objetivo principal de la serie. “Pero te puedo decir”, afirma con convicción, “que en este momento ya hemos cambiado vidas, niñas que nos dieron su testimonio ya son otras, incluso en la producción gente que se ha visto reflejada y dijo: ‘No quiero ser así, quiero cambiar, quiero pedir ayuda’. Para nosotros, el objetivo está cumplido, imagínate lo que podemos hacer si logramos que mucha gente tenga la conciencia. La serie va a generar polémica, la polémica va a generar conversación y la conversación va a generar conciencia”.