Parecía inmortal. La condesa Marina Cicogna ha fallecido en su casa de Roma a causa del cáncer. Tenía 89 años. La que fuera la primera mujer productora de cine en Italia y, sobre todo, una de las pocas italianas que supo preservar y conjugar el valor de la elegancia, perteneció a una de las familias más influyentes e increíbles de la historia reciente. Nació en en el Palazzo Volpi de Roma cuya esencia la mantuvo su abuelo, Giuseppe Volpi, I conde de Misurata, fundador de la Mostra de Venecia en 1932, primer gobernador de la Tripolitania italiana (Libia) y ministro de finanzas con Mussolini. Obviamente, era una de las personas más ricas de Italia. Su madre fue la condesa Anna Maria Volpi di Misurata.
Marina Cicogna è legata a Benedetta
Siempre estuvo enamorada del cine y, por ello, se convirtió en la primera mujer productora. El New York Times dijo de ella que era la más poderosa de Europa, pero ella le quitaba mérito al afirmar que en Estados Unidos tampoco había mujeres que se dedicaran a ello. Ganó el Óscar a a la mejor película de habla no inglesa por Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (1970). Pero también hubo fracasos. No pudo producir El último tango en París (1972).
También fue coproductora de Belle de Jour (1967) de Luis Buñuel o Hermano Sol, hermana Luna (1972) de Franco Zeffirelli. Ya le vino de herencia porque su progenitor fue el banquero y aristócrata Cesare Cicogna, productor de Ladrón de bicicletas (1948) de Vittorio De Sica, también ganadora de la estatuilla dorada a la mejor película.
Bisexual confesa, Marina Cicogna desveló a LOC que su primer gran amor fue Alfonso de Borbón y que a raíz de migrar a Lausana (Suiza) tras la II Guerra Mundial entabló una estrecha amistad con Juan Carlos I, a quien ella siempre llamó Juanito. «Me cayó muy bien porque era divertido, atractivo, abierto y muy agradable», admitía. Sobre los últimos escándalos que conllevaron la abdicación contaba que no sé realmente lo que ha pasado y no tengo una opinión política, pero ser un mujeriego no ha sido una buena idea. Además, a medida que ha ido cumpliendo años puede que se haya sentido tan aturdido que no se ha centrado en las cosas importantes. Por eso, Felipe VI, que se parece mucho a su madre, está intentando arreglar las cosas».
Considerada una de las mujeres más elegantes del mundo, la aristócrata aún destilaba glamour en sus últimas apariciones públicas muy bien acompañada de Benedetta, su pareja sentimental en las últimas dos décadas a quien tuvo que adoptar para asegurar su patrimonio y el futuro de la joven ya que los enlaces entre personas del mismo sexo están prohibidos en Italia. Sin duda, su amor más mediático fue con la actriz brasileña Florinda Bolkan (82), con quien estuvo 21 años. Su amor era tan sólido que a pesar de que Bolkan le fue infiel con Ryan O’Neal (82), su relación continuó con normalidad.
Entre sus mejores amigos figuraban Aristóteles Onassis, Stavros Niarchos, María Callas, Gregory Peck, Gianni Agnelli, Elizabeth Taylor, Federico Fellini y, sobre todo, Greta Garbo de quien dijo que era «agradable, divertida y exquisita» y añadió que «es mentira que viviera recluida y que fuera solitaria. Tenía un gran sentido del humor. Recuerdo que fuimos a una isla nudista en el sur de Francia y apareció un hombre haciendo esquí acuático para ver qué sucedía en el Christina. De repente, Garbo dijo: ‘Mira, mira, creo que es un hombre, pero no he visto a uno desde hace tiempo, así que no estoy segura».
Otro de los trabajos que más amaba era la fotografía. Se pasó meses por diferentes parajes de Libia y, por encima de todo, retrató a la jet set internacional como Jacqueline Kennedy, los duques de Windsor, Helmut Berger o Winston Churchill. Entre muchos de los nombres que frecuentaba hay que destacar a Alain Delon, Warren Beatty y George Hamilton, con quienes tuvo romances pasajeros.
Durante su vida habló con total normalidad sobre sus relaciones lésbicas, se sentía un alma libre, no como otros dos amigos suyos, Rock Hudson y Montgomery Clift que se sentían atemorizados por si alguien de la industria se iba de la lengua. «Eran muy diferentes. Montgomery Clift estaba más atormentado, mientras que Rock Hudson era un alma bella y libre que no se escondía de nadie y nada le torturaba. Le conocí cuando vino a Venecia de vacaciones con su agente, le presenté a mi amigo Michael Butler, productor de Hair que estaba recién casado, y desaparecieron… (sonríe). La personalidad de Montgomery Clift se complicó tras el terrible accidente al salir de casa de Elizabeth Taylor que le deformó la cara. Me lo encontré en un restaurante en París y casi no le reconocí», confesaba Marina Cicogna con naturalidad