Estos últimos días han sido agitados para Elizabeth “Betty” Webb. Hace dos semanas estuvo presente en la ceremonia de coronación del rey Carlos III, mientras que este sábado celebró su cumpleaños número 100 con decenas de invitados en el Bletchley Park de Buckinghamshire.
Dicho lugar es particularmente especial para ella, ya que ahí trabajó para los aliados traduciendo mensajes decodificados de la Alemania nazi y Japón, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
A inicios de este mes, también estrenó un libro de memorias, en el que relata desde su agitada infancia hasta los episodios históricos que vivió como miembro del Servicio Territorial Auxiliar, una unidad militar del Ejército Británico que estuvo compuesta por mujeres y para la que guardó secretos por décadas, hasta que las autoridades le permitieron hablar.
Es por eso que el escrito se titula: No More Secrets (Mardle Books, 2023).
Betty Webb: la sorprendente historia de la última sobreviviente del grupo que descifró los códigos nazis.
Antes de apoyar a los aliados en el transcurso de la guerra, Webb —quien nació en 1923— vivió una modesta infancia con su familia en Shropshire. No tenían electricidad, agua corriente, ni calefacción, pero sí una niñera de origen alemán que se dedicaba a cuidarla mientras no estaban sus padres.
Con el objetivo de que aprendiese a hablar bien ese idioma cuando ya iba en el colegio, su madre decidió enviarla a dicho país mediante un programa de intercambio. En aquel momento, en 1937, los nazis ya estaban en el poder y los pronósticos no eran nada positivos, por lo que tuvo que devolverse a Inglaterra para terminar sus estudios ahí.
Si bien, Webb no alcanzó a estar en Alemania el tiempo que querían sus padres, su estadía allá y las enseñanzas de su niñera desencadenaron que pudiera comunicarse en alemán.
Ese fue un factor determinante para su futuro cuando salió del colegio.
En medio del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial —que inició el 1 de septiembre de 1939— , Betty Webb se unió al Servicio Territorial Auxiliar en 1941, debido a que quería apoyar a los aliados en el conflicto. Así que, sin titubeos, partió con el entrenamiento básico.
Tras finalizar esa etapa inicial a los 18 años, los militares de mayor rango revisaron su perfil y se percataron de que hablaba alemán, por lo que la enviaron a Londres para que se reuniera con un oficial de inteligencia. En la junta solo hablarían en alemán, pero aquello no era un problema para ella.
Betty Webb: la sorprendente historia de la última sobreviviente del grupo que descifró los códigos nazis.
“El coronel que me estaba entrevistando y me dijo ‘aquí tienes una orden para viajar en tren, vete a Bletchley’”, relató en conversación con la BBC, “nunca había escuchado de ese sitio, no tenía la menor idea de lo que ocurría allí, igual que el resto del público, porque era tan secreto que nadie podía siquiera mencionarlo”.
Ahí, Webb pasó a ser miembro del equipo que descifraba los códigos que los nazis usaban para comunicarse. Ella se encargaba de traducirlos del alemán al inglés.
“Mis padres no sabían dónde estaba y nunca les pude decir, porque murieron antes de que levantaran el velo (…) yo decía que estaba haciendo un trabajo secretarial aburrido y nada más”.
Recibían un promedio de 10.000 mensajes al día, por lo que se encargaban de ordenarlos con parámetros muy estrictos, para así evitar confusiones. Asimismo, operaban y dormían en cabañas que tenían poca circulación de aire, por lo que “no era nada agradable” pasar mucho tiempo ahí, según detalló a la BBC
A pesar de aquello y de la ansiedad que le generaba no poder comentar nada de lo que hacía o veía, con el tiempo fue acostumbrándose y logró tener una vida social más allá de las extensas jornadas.
“Si los deberes lo permitían se podía ir a conciertos, formar parte de coros”, enumeró entre otras actividades como disfrutar de obras de teatro, “trabajamos intensamente pero también nos divertíamos intensamente”.
Betty Webb: la sorprendente historia de la última sobreviviente del grupo que descifró los códigos nazis.
Una vez que Alemania se rindió en mayo de 1945, Webb fue enviada desde Bletchley Park hacia el Pentágono de Estados Unidos, para así continuar con sus mismas labores por unos meses.
Después de que Japón fuese atacado con las bombas atómicas del país norteamericano y sus autoridades firmaran la rendición en agosto de ese mismo año, volvió a Reino Unido y consiguió un empleo como secretaria de un colegio.
El rector de dicho establecimiento también había ejercido labores secretas, por lo que no podían reconocer que se conocían ni comentar nada al respecto hasta que se levantara el velo en 1975.
“Tenía la mente completamente en blanco, no quería hablar sobre eso durante años. Cuando has guardado algo encerrado en tu alma durante tanto tiempo, no es fácil abrirte”, confesó a la BBC.
Pero ahora, a sus 100 años y con la reciente publicación de su libro de memorias, Betty Webb comparte su experiencia no solo con sus cercanos, sino que también, con el mundo entero.