Cuando se habla de superalimentos, se piensa que son alimentos nuevos que tienen una gran cantidad de beneficios. En cierto punto, es verdad, sobre todo en que son realmente saludables para la vida diaria, pero no en que son nuevos.
Un estudio publicado en la revista Plos One clasifica los alimentos en función de cómo ayudan a alcanzar los objetivos nutricionales. Y revela que el chicharrón, resultante de freír la corteza (o piel) de cerdo en su propia grasa, es mejor que la coliflor, las espinacas y las zanahorias. Lo consideran además una grasa saludable para el corazón, sorprendentemente rica en ácido oleico.
Se trata de un alimento con muchas calorías, según My Fitness Pal, una porción pequeña de 57 gramos tiene 290 calorías, con 0% carbohidratos, 50% grasas y 50% proteínas: para quemarlas hay que correr por 29 minutos o andar en bicicleta durante 44 minutos.
Si bien es posible disfrutar de los chicharrones ocasionalmente como un placer culinario, es importante tener en cuenta su impacto en la salud general y consumirlos con moderación.
Su contenido de grasa es insaturada, es decir, entra en la categoría de grasa saludable, porque ayuda a reducir el colesterol malo y a prevenir males como la diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Es una rica fuente de proteína, que de acuerdo con un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, Estados Unidos, ayuda a reducir el riesgo de padecer presión arterial alta. Además, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) afirma que la proteína favorece a la masa corporal y protege los huesos.
El chicharrón, fuente de colágeno
El colágeno es vital para la firmeza de la piel, la salud de articulaciones y músculos. Al derivarse de la piel del cerdo, el chicharrón es una fuente natural y abundante de este compuesto. Además, es alto en hierro, mineral fundamental para transportar oxígeno y producir hemoglobina.
Es importante recordar que la moderación es clave. No excederse en la cantidad, ya que una pequeña porción puede satisfacer el antojo sin exponerse a demasiados riesgos para la salud.
Cómo se hace el chicharrón de cerdo
Una vez retirada, la piel del cerdo se limpia y se le hacen pequeñas incisiones sin atravesarla con la punta de un cuchillo, para que quede toda con un gran cuadriculado.
Después de lo anterior, se sala y se pone a orear de dos a tres días, hasta que se haya deshidratado un poco. Luego de dicho tiempo, se lava en agua para retirar la sal y se pasa por manteca de cerdo no muy caliente para que se cocine a medias, sin freírse.
Luego del paso mencionado, se cuelga para que se oree un día más. En este punto, la piel se encoge, adquiere un color café rojizo, algo translúcido y se pone dura, con apariencia de plástico; a este chicharrón se le llama monguis o chicharrón encolado.
Finalmente, se vuelve a freír, esta vez en manteca muy caliente. La piel, al freírse, se estira y se convierte en el chicharrón crujiente y quebradizo.