El cardenal Anelo Becciu, otrora uno de los cadenales más poderosos de la Santa Sede, fue condenado este vierbnes a cinco años y seis meses de cárcel por fraude, en el llamado “proceso del siglo”, sin precedentes en la Iglesia moderna.
Le dictó la pena el Tribunal Vaticano presidido por Giueseppe Pignatone.
Otros nueve imputados, entre ellos funcionarios vaticanos y financieros acusados de haber perjudicado a la institución, también fueron acusados por el promotor de Justicia (fiscal) Alessandro Diddi, que pidió penas de carcel de entre cuatro años hasta más junto con sanciones pecunrias.
La sentencia fue leida en un gran salón de los Museos Vaticanos donde tuvieron lugar la audiencias, que fueron 86 en los últimos dos años y medio. Los abogados defensores del cardenal Becciu afirmaron que apelarán la condena “de inmediato”.
Una información del Tribunal difundida por la Sala de Prensa Vaticana, indicó que el organismo consideró subsistente el delito de peculado por el uso ilícito de la suma de 200 millones de dólares, “alrededor de un tercio de las disonibilidades de la época de la Secretaría de Estado, en 2013-14.”
Cecilia Marogna, la mujer arrestada tras haber recibido medio millón del Vaticano a través del cardenal Angelo Becciu.
El Tribunal Vaticano afirma que el entonces sustituto de la Secretaría de Estado (cargo equivalente a un ministro del Interior) cardenal Becciu, ordenó la suscripción de cuotas del fondo Athena Capital Commodities, referible al financista Raffaele Mincione, con características altamente especulativas con un fuerte riesgo sobre el capital sin posibilidad alguna de control de la gestión.
Becciu, que fue brazo derecho del Papa como Sustituto de la Secretaría de Estado, fue practicamente destiuído por el Papa Bergoglio en 2020 de sus funciones en el organismo central de la Curia Roma.
El «tercer hombre»
El «tercer hombre» en cargo y poder en la Santa Sede debió renunciar a su cargo y por decisión del pontífice conserva el título de miembro del Consejo Cardenalicio pero no puede votar en el próximo Cónclave.
El Tribunal considera culpales del delito de peculado a monseñor Becciu y Raffaele Mincione.
Mincione fue condenado hoy por el tribunl a una pena de cinco años y seis meses de reclusión y ochenta mil euros de multa.
El financista Mincione fue quien ofreció al cardenal Becciu el negocio fatal de invertir en la compra de un edificio que fue en Londres una de las sedes de la tienda Harrod’s.
El Tribunal vaticano también condenó a Enrico Crasso por el delito de autoreciclaje, “cometido en concurso con Mincione”.
Los jueces durante el anuncio del veredicto. EFE
La compra, venta y nueva compra de acciones para controlar el “palazzo” de Sloan Square en Londres es la clave de muchos de los negociados, errores garrafales y maniobras en la que tuvieron un papel estelar los llamados financistas “mercados del templo” y que el actual sustitudo de la Secretaria de Estado, sucesor de Becciu, el cardenal venezolano Edgar Peña Parra, definió “una vía crucis”.
El caso del que aparecía como un pésimo negocio se hizo más dificl cuando el financista Mincione presentó en el vaticano a Gian Luigi Torzi, otro financista que maniobró tan bién tras ganarse la confianza de sus interlocutores que logró en varias operaciones quedarse con mil acciones privilegiadas de la empresa que controlaba el edificio de Sloan Square.
Torzi entró en el control de las acciones que el Vaticano necesitaba desesperadamente para salvar aunque sea en parte el negocio. Torzi fue llevado incluso a conocer al Papa. Al fin dijo que estaba dispuesto a vender esas mil acciones pero a un precio: quince millones de dólares.
Finalmente el Vaticano que había puesto 350 millones de dolares en la compra debió vender con una pérdida de, se calcula, de no menos de 170-220 millones de dólares.
El tribunal vaticano condenó hoy a Giuanluigi Torzi a la pena de seis años de reclusión y someterlo a la vigilancia especial por un año.
Para otro financista asesor durante veinte años de la Secretaría de Estado vaticana, Enrico Crasso, el fiscal pidió siete años de reclusión. Para Fabrizio Tirabazzi, otro acusado de varios delitos, la pena fue de siete año y cinco meses.
El cardenal Becciu ha sido castigado también por enviós de dinero a sociedes de Cerdeña que incluían un hermanosuyo , por un total de 125 mil euros
Una variante curiosa es la de Cecilia Marogna, condenada a tres años de reclusión y a pagar una multa de 40 mil euros. La mujer fue recomendada al cardenal Becciu como muy conectada con los servicios secretos. El purpurado decidió utilizarla para gestionar la liberación de la monja colombiana Gloria Narvaez prisionera de un grupo ultraislamista en Mali.
Marogna fue acusada de haber recibio de 525 mil euros del Vaticano para gestionar la liberación de la monja, pero se descubrió que una buena parte del dinero lo había gastado en un viaje europeo, ropas y joyas.
La condena anunciada por el tribunal fue de tres años y nueve meses de carcel.
Lo que todos se preguntan es cuál es la posibilidad concreta a aplicar las penas. Salvo el cardenal Becciu, que sigue viviendo en el Vaticano, los demás habitan más allá de los muros leoninos y no hay noticias de tratados de extradición entre la Santa Sede y los casi 200 países con los que mantiene relaciones diplomáticas.
Entre apelaciones y otros problemas, no es un tema inmediato. Este proceso penal es prácticamente único en la historia moderna. La Santa Sede nació en el siglo XX como fruto de un Tratado entre la Italia de Benito Mussolini y la Iglesia.