ROMA.- El caso de Ilaria Salis, una docente italiana de 39 años que se encuentra desde hace 13 meses en una cárcel de Budapest, Hungría, volvió a poner en aprietos este jueves a la primera ministra, Giorgia Meloni, y a tensar como nunca las relaciones con su colega y amigo húngaro, Viktor Orban.
Acusada de haber agredido a dos militantes de extrema derecha, por segunda vez en pocos meses Salis apareció en una audiencia que tuvo lugar en Budapest esposada, con grilletes en los pies y hasta con una cadena tipo correa atada a la cintura, en imágenes que volvieron a crear indignación en Italia y reacciones airadas de la oposición de centroizquierda.
Para peor, si bien se esperaba que en la audiencia, a la que asistieron varios diputados italianos de la oposición, el juez le concediera a Salis el arresto domiciliario, como había solicitado su abogado defensor, que acusa a las autoridades húngaras de “tratos carcelarios inaceptables”, este pedido fue rechazado.
Roberto Salis, el padre de Ilaria, que desde hace meses lucha para que su hija pueda ser excarcelada y denuncia que se encuentra detenida en condiciones degradantes, consideró la decisión del juez de rechazar el arresto domiciliario como “la enésima prueba de fuerza del gobierno de Viktor Orban”.
“Ilaria es considerada aquí un gran peligro. No pienso que en Hungría pueda haber un trato distinto de lo que hemos visto y pienso que esto es absolutamente inaceptable para Italia”, acusó, en declaraciones a la prensa italiana. “Ilaria se quedará en la cárcel quién sabe hasta cuándo… ¿Puede Italia aceptar este trato? Absolutamente, no”, agregó.
“Mi hija está siendo tratada como un perro”, sumó, al acusar al gobierno de derecha de Viktor Orban de “no importarle un bledo” las reglas europeas carcelarias que no prevén cadenas y correas.
Además, criticó al gobierno de Meloni por su falta de acciones y determinación para ayudar a su hija, quien sobre un papel escrito a mano, autorizó a la prensa italiana “a publicar imágenes que me retratan con esposas y todas las cadenas que eventualmente decidirán ponerme en ocasión de la audiencia”.
Activista antifascista y docente primaria de Monza, localidad cercana a Milán, Salis fue arrestada el 11 de febrero del año pasado en Budapest. Hasta allí había viajado para participar de una “contra-manifestación” de grupos de izquierda y antifascistas a unas jornadas del “orgullo nazi”. Entonces, hubo enfrentamientos y la mujer, que se proclama inocente, en un episodio confuso fue detenida y acusada de haber agredido a dos militantes de extrema derecha.
Ya el 29 de enero pasado, en el primer día de la audiencia de su proceso, Salis había aparecido con manos y pies atados y con cadenas, en imágenes que habían causado una ola de indignación en Italia que, este jueves, después de la decisión de denegarle el arresto domiciliario del juez, creció aún más.
Meloni, bajo fuego
“Ilaria Salis se quedará en la cárcel en Budapest. Después de haber sido llevada una vez más al aula con cadenas en sus muñecas, en sus tobillos y correa, hoy los jueces húngaros han decidido negarle el arresto domiciliario. Una cachetada inadmisible a los derechos de una persona detenida, de una connacional nuestra”, clamó Elly Schlein, líder del Partido Democrático, el principal de la oposición, de centroizquierda. “Esperamos que el gobierno de Giorgia Meloni reaccione enseguida”, añadió.
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Enzo Amendola, diputado del PD que, junto a otros legisladores, estuvo presente en la audiencia, al margen de publicar una foto con uno de los grilletes con candado de la mujer en los tobillos y otra de la cadena tipo correa con la que la sujetaba una guardia, demostró toda su indignación en X: “Meloni dice que ‘con nosotros Italia cuenta en Europa’, pero las imágenes de Ilaria Salis en Hungría son un insulto a nuestro país y a toda la Unión Europea”, denunció. “Que Meloni elija de qué lado estar, si con su amigo Orban o con nuestra connacional a quien se le niegan todos los derechos”, clamó.
En sintonía se manifestó el expremier, Matteo Renzi, líder del partido centrista Italia Viva. “No es aceptable que una ciudadana italiana sea tratada de esta forma en Hungría. Giorgia Meloni debe ser realmente patriota y explicarle a Viktor Orban que o Hungría respeta las reglas del Estado de derecho o ningún euro de los impuestos de los italianos debe terminar en Budapest como pasa hoy”, escribió Renzi en un posteo en X.
“El hecho de que Meloni tiene ideas distintas de Ilaria Salis no importa: el gobierno italiano debe trabajar para los ciudadanos italianos”, añadió, al preguntarse, haciendo un juego de palabras con el partido de derecha de la premier: “¿Nos gobiernan los Hermanos de Italia o los súbditos de Hungría?”.
Ivan Scalfarotto, senador de su mismo partido, responsable de relaciones exteriores, que estuvo en la audiencia junto a una delegación de legisladores, fue más allá y deploró el “trato inhumano y degradante”. “Ilaria Salis no podría dañar ni a una mosca ni podría escaparse en ningún modo de esta sala de tribunal de Budapest, donde ni nosotros podemos movernos vista la multitud”, escribió. “Si la imputada está atada a una correa es sólo para ejercer un maltrato, para imponerle un poder coercitivo en forma no necesaria y redundante. Esto es todo lo contrario al Estado de derecho y en nuestra Unión Europea nada de todo esto debería jamás verse”, disparó.
En medio del revuelo y mientras Meloni se encontraba en el Líbano visitando a militares italianos, el vicepremier y ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, auguró que “la señora Salis pueda ser absuelta”.
“Hoy vi que fue llevada al aula de nuevo con esposas y cadenas, pero me parece que después se las sacaron… No es un buen modo, no me parece que haya peligro de fuga”, comentó, en declaraciones al noticiero de SkyTG24. Evidentemente incómodo, Tajani pidió “evitar que se politice el caso, porque si no, se corre el riesgo del enfrentamiento”.